Algunos de los ejemplos en los que puede ayudarnos un neuropsicólogo son cuando detectemos:
- Alteraciones de la atención: Le cuesta mantener la atención de forma sostenida en algo, se distrae con facilidad, le molestan ruidos de fondo o es incapaz de concentrarse en una tarea determinada, se muestra ausente en conversaciones de varias personas.
- Dificultades en la memoria: la persona olvida con facilidad las tareas que tiene que hacer, lo que está haciendo o lo que acaba de hacer. Se le olvidan cosas sencillas como el nombre de objetos o incluso de personas cercanas, tampoco es capaz de recordar algo que se le ha dicho hace un momento o una conversación que ha tenido recientemente.
- Alteraciones en el funcionamiento ejecutivo: la persona afectada tiene problemas para planificar sus tareas y por consiguiente las ejecuta de manera errónea, sin ser capaz de rectificar o no consigue terminarla. Actividades que antes podía realizar sin apenas esfuerzo, ahora le suponen mucha dificultad y no es capaz de encontrar la solución e incluso se puede ver bloqueado. Responde de forma impulsiva o sin reflexionar demasiado su respuesta; muestra dificultades para generar diferentes alternativas de solución o para realizar una elección entre varias alternativas sopesando las consecuencias de todas las opciones.
- Cambios conductuales o de la personalidad: Es común encontrarnos con personas que tras un daño cerebral tiene cambios emocionales frecuentes sin motivo aparente e incluso llevarlas al extremo, como el llanto o agresividad. También puede ocurrir que la persona afectada no encuentre interés en nada y prefiera pasar el día sentado en el sofá o, por el contrario, tiene cierta impulsividad y además hace o dice cosas que antes no hacía y pueden resultar embarazosas. No es consciente de las limitaciones que le han causado las secuelas de la lesión y por lo tanto cree e insiste en que puede llevar una vida como antes, trabajar o conducir.
El neuropsicólogo interviene con…
- Ante sospecha o diagnóstico de Dislexia, Altas capacidades, TDAH, TEA (Trastorno del espectro autista), T. Asperger, Síndrome Down, baja capacidad cognitiva, parálisis cerebral, deterioro cognitivo, demencias, Enfermedad de Alzheimer…
- Trastornos del neurodesarrollo
- Niños que han sufrido alteraciones cerebrales ocurridas en el embarazo, parto o durante el transcurso de la infancia o la adolescencia debido a alguna enfermedad o algún traumatismo.
- Niños y adolescentes que muestran problemas de rendimiento o comportamiento en el ámbito escolar
- Personas con problemas para concentrarse, enfocar la atención y que parece que no escuchan.
- Personas inquietas que no pueden estar mucho tiempo realizando la misma actividad y no pueden parar de moverse.
- Personas mayores con despistes leves en su vida diaria o que comienzan a desorientarse y temen empeorar o tener demencia.
- Personas mayores que experimentan cambios bruscos de personalidad o de comportamiento.
- Personas que tras haber sufrido un ictus (ACV) o accidentes con Traumatismos Cráneo-Encefálicos sospechan tener secuelas.
- Personas que quieren evaluar alguna función cognitiva: atención, memoria, razonamiento, habilidades visoespaciales, planificación…)
- Personas que quieren mejorar y así potenciar alguna de sus capacidades cognitivas.
- Niños y adolescentes que carecen de responsabilidad académica y/o un adecuado hábito de estudio.
- Cuando detectamos cualquiera de estas señales es muy importante acudir lo antes posible a consulta con este profesional, ya que un diagnóstico precoz permite un mejor abordaje de cualquier trastorno o patología y aumenta las posibilidades de intervención y mejora.